Qaqa Carcel - Haquira - Cotabambas - Apurimac |
Precisamente en Qaqa cárcel, esa terrible prisión ubicada en
las entrañas de un gigantesco peñón, donde los europeos masacraban a los
indígenas rebeldes que se negaban a cumplir con la mita. Por aquel entonces
Haquira era considerada la capital de todas las provincias de Apurímac y se
había hecho famosa por el descubrimiento de varias minas de oro y plata que
atraían la codicia de los foráneos.
En tiempos prehispánicos el peñón cumplía la función de
huaca o adoratorio, donde se veneraba a las entidades celestiales como el Sol,
la Luna, y las estrellas. Dicen que los incas lo consideraban un santuario de
trascendencia, al que acudían gentes de toda la zona, para brindar ceremonias
dirigidas por los tarpuntay. Lo cierto, es que durante la Colonia fue horadado
para servir de prisión. Cientos de indígenas fueron obligados a excavar durante
años, abriendo bóvedas y túneles donde más tarde serían encerrados hombres y
mujeres de su propia raza. En un inicio la mole fue bautizada como “Castillos
de Santa Bárbara y Santa Ana”, sin embargo, serían los indígenas la que la
recordarían con terror como Qaqa Cárcel.
Todo el conjunto fue rodeado por un elevado muro con una
sola puerta de entrada celosamente vigilado por guardias armados. En lo más
alto del peñón aún se ubica el sillón de piedra donde se sentaba el vigía
principal que controlaba todo lo que ocurría en la cárcel y en el pueblo. Las
celdas tienen los techos ligeramente abovedados, ofreciendo huellas de un
porfiado cincel. El calabozo de mujeres dista quince pasos de la perteneciente
a los varones Esta boca negra abierta en el roquedal puede albergar a diez personas con una altura
más cómoda que las anteriores.